viernes, 25 de marzo de 2011

“La Santa Cena como fundamento litúrgico de la Iglesia Primitiva”.

La Santa Cena del mundo cristiano evangélico o la Eucaristía de los católicos, ha sido uno de los momentos más importantes y polémicos a través de la historia del cristianismo. Polémico, no tan solo en su forma, también en su fondo.

Sin embargo, indistintamente de lo anterior, es indudable que la Santa Cena ocupa un lugar preponderante en la liturgia cristiana a nivel mundial, es un momento especial, ceremonioso, donde existe una comunión con Cristo por medio de su sangre y cuerpo, un memorial expiatorio de su sacrificio. Por lo mismo, la Santa Cena  es un momento solemne,  instaurado por Jesús, bajo ciertos parámetros que lo hacen único en el área espiritual.

A través de la  historia, el pueblo Hebreo siempre encontraba la manera de ofrecer sacrificio a Dios e identificarse con éste, como una forma de agradecimiento a sus bondades. Es así como en sus inicio Caín y Abel son el primer ejemplo de ofrenda y sacrificio  Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda á Jehová.  Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de su grosura. Y miró Jehová con agrado á Abel y á su ofrenda” (Génesis 4:3,4).

Tenemos también el caso de Noé, un hombre sencillo y justo, que luego de 40 años construyendo y tras un año sobre las aguas, llega el momento de recomenzar una vida en tierra firme, pero antes de todo ofrece un sacrificio a Dios como acto de gratitud al Señor por la divina misericordia, por mantenerlos a salvo y con vida Luego Noé levantó un altar al Señor, y tomando animales puros y pájaros puros de todas clases, ofreció holocaustos sobre el altar  (Génesis 8:20)

Vemos a Abraham el máximo exponente de la fe ofreciendo a Isaac su hijo: “Y le dijo: Toma a tu hijo, a tu único, a Isaac a quien amas. Vé a la tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Génesis 22:2). La actitud de Abraham fue inmediata, no se dejo esperar, el agradecimiento por los años compartidos con su hijo lo llevo a ofrecer sacrificio, no olvidemos que su esposa era estéril, incapaz a su edad de concebir, pero la mano de Dios fue benevolente para con éste patriarca. Fueron 20 años intensos con Isaac, y cuando Dios lo reclama, Abraham no presta objeción, más bien, como una ofrenda de gratitud lo presenta ante Dios, con palabras esperanzadoras, llenas de fe “Dios proveerá”.

Bajo las estrictas ordenanzas de Dios, Moisés construye una habitación que permitirá que Dios habite en medio del pueblo y se desarrolle una estructura de sacrificios y ofrendas que podríamos llamar “Liturgia Judía o Sacrificial”, que serán fiestas para el pueblo y para Dios. Fiestas que permanecerán en su estricto desarrollo por muchos siglos, que pasaron a ser centro de la actividad judía.

Eran fiestas perpetuas, establecidas por Dios, fiestas que no dejarían de realizarse y las pocas veces que esto sucedió, fue un suceso lamentable para éste pueblo, como el caso de la Fiesta de la Dedicación o Hanuka “Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación” ( Juan. 10:22).  Fiesta relativamente nueva, establecida en el tiempo de los Macabeos, donde se recuerda la purificación y dedicación del Templo de Jerusalén posterior a la profanación del monarca Antíoco IV Epífanes (año 167 a.C). Este monarca, dio fin a la actividad litúrgica diaria de sacrificios al irrumpir en el Templo de Jerusalén asesinando a miles de judíos y sacerdotes, derramando sangre de cerdo en el centro de este, estableciéndose de esta forma la adoración a  Zeus, dios pagano. Este suceso causo mucho dolor y repugnancia en medio de los Hebreos, sin embargo, tras la revuelta Macabea y la muerte de Antíoco, es reestablecido el templo de Jerusalén, iniciando un nuevo procedo de dedicación y purificación para los sacrificios, hecho que permaneció hasta la década de los años 70 d.C., en la era apostólica y la destrucción definitiva del templo.

La liturgia judía era importante para esta cultura Hebrea, no tan solo por su valor propio, sino también porque  Jesús vió en éstas una forma de entregar su mensaje, y verse en ella reflejada.

El evangelio de Juan desde los capítulos 2 al 13, muestra de una forma sucesiva el desarrollo de cada una de las fiestas, la liturgia judía, y como en cada una de ellas, es Jesús quien toma la forma de esas fiestas. En el capítulo 2 tenemos la primera pascua judía (Juan 2:13), y la sustitución del templo por su persona. En el capitulo 5 una fiesta judía un tanto turbulenta (Juan 5:1), poco clara, que puede ser la fiesta de Pentecostés y la curación  de un cojo introduce el sábado, la ley de moisés y la autoridad de Jesús. En el capitulo 6  esta la segunda pascua judía (Juan 6:4) y la multiplicación de los panes que es banquete pascual abierto. El capítulo 7 las fiestas de las tiendas de las cuales Jesús tiene agua de vida (Juan 7:37-38). En el capitulo 13 tenemos la última pascua celebrada por Jesús (Juan 13:1) en donde él sustituye los cordero inmolados por su vida. (Palabra de misión).

Por lo tanto, la liturgia judía es un cúmulo de ofrendas y sacrificios por el favor, la gracia, la misericordia de Dios para con los hombres, por sobre todo este pueblo Hebreo.

Sin embrago, Jesucristo va a instituir una de las celebraciones mas grandes de la historia del hombre y que será parte de un nuevo proceso, una nueva alianza en la vida de los Hebreos “La cena del Señor”.  La liturgia judía, después de la Santa Cena tomaría un rumbo totalmente distinto,  porque el desarrollo de los sacrificios, las ofrendas, el tabernáculo y sus holocaustos eran una antesala para la venida del hijo del hombre. Estando Jesús en medio de su pueblo, las fiestas tienen que cesar, debido que todas las fiestas se hacen real en Jesucristo hombre.  Ya no se necesitará más la fiesta de la pascua, porque Cristo es nuestra pascua  Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1Cor.5:7). Ya no existirá más La Ciega de la Cebada porque Cristo presento sus primeros frutos al llegar al reino de los cielos y mecer los primeros frutos delante del padre, aquellos que resucitaron juntos con él, como dijo “Hoy estarás conmigo en el reino de los cielos” (Lucas 23:43). Ya no se necesitará más Pentecostés, porque con el derramamiento del Espíritu Santo termino el proceso de la cosecha natural y da inicio a una nueva, una cosecha de hombre para Dios “Te haré pescadores de hombre” (Mateos 4:19). Nosotros hemos pasado a ser el templo, y somos un sacrificio perpetuo, vivo delante del Señor “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Romanos 12:1).

Pero por sobre todas las cosas, La Santa Cena sin duda alguna es un fundamento liturgico, es una instancia de comunión con el Señor, es un memorial eterno, en donde en esa noche es establecido el Reino de Dios por medio de una liturgia significativa que estaría perpetuamente en medio del pueblo cristiano, primeramente a los judío, luego a la Iglesia. Leamos:

Mateo 26:26-29
26 Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
27 Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: Bebed todos de ella;
28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

1 Corintios 11:23-26
23 Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,
24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.
25 De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.
26 Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga.

La Santa Cena tiene algunos propósitos que podríamos nombrar:


* La Santa Cena, es la comunión de los salvados con su cuerpo y sangre.
* La Santa Cena, es una conmemoración del sacrificio del Señor.
* La Santa Cena, proclama la muerte.
* La Santa Cena, proclama la resurrección.
* La Santa Cena, proclama la venida del Señor.

"...los que hicieron caso del mensaje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil personas. Y eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en reunirse para partir el pan (Santa Cena) y en la oración" (Hechos 2:41, 42. Versión Popular).

"Todos los creyentes estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí... Todos los días se reunían en el templo, y en las casas partían el pan (Santa Cena) y comían juntos con alegría y sencillez de corazón" (Hechos 2:44, 46. Versión Popular).

La cena del señor es una instancia de intimidad, de amor, de pasión, de recuerdo, en donde el sacrificio de cristo se hace presente en nuestro vivir, no lo volvemos a sacrificar, más bien reconocer el sacrificio de su amor concretado esa noche. No es una instancia de polémica teológica en donde podríamos debatir como Lutero, Zwinglio, los católicos, y los conceptos nacidos de estos con una mezcla extraña de  filosófica y cristianismo con respecto a la Transustanciación o Consustanciación, es superior a todo eso, más bien, es una instancia de sublime presencia del Espíritu Santo. Esa noche fue diferente, anhelada y esperada por Jesús “Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer” (Lucas 22:15), porque sin duda fue una noche distinta. Así como siglos antes, los judíos encerrados en la intimidad de sus hogares celebraban la pascua en silencio, fuera de sus recintos el ángel de la muerte pasaba por Egipto, pero la certeza era que al otro día el pueblo Hebreo sería libre, luego de la muerte y derramamiento de la sangre del cordero. Jesús anhelaba esa noche, porque al otro día serían libres definitivamente de la esclavitud del pecado. En el Evangelio de San Juan capítulo 13, éste nos recuerda que esa noche  Jesús le enseña a sus discípulos a ser siervo, lavándoles los pies. Los Judíos adinerados tenía siervos quienes lavaban los pies a los invitados, los mas pobres se los lavaban así mismo, esa noche, todos los discípulos se miraban unos a otro, pensando quien le lavaría los pies, pero Jesús toma la iniciativa y como siervo lava los pies de Pedro, “porque el primero será vuestro siervo”, y claro que si, si hay un primero, si hay un líder, si hay un hombre de Dios será siempre el último, porque primero debe servir a los demás.

La Cena del Señor, es un fundamento en nuestra liturgia congregacional, en nuestra fe diaria, un  recordatorio que ya no debemos traer un cordero expiatorio para aplacar la ira de Dios, que no debemos traer vegetales como ofrenda  personal, ya no mezclamos harina con aceite y sus determinadas porciones, sino, que el sacrificio del Señor debe estar en nuestra mente perpetuamente para presentarnos como sacrificios agradable y aceptable delante de Dios por medio del gran sacrificio de Cristo en la cruz, por eso somos aceptos ante los ojos del padre, porque Cristo murió por nosotros.


Luis "Catato" Vidal

1 comentario:

  1. Muchas gracias por su publicación, me sirvió para un trabajo acerca de la Pascua.

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