jueves, 19 de enero de 2012

Ten Cuidado de ti mismo

Me ha llamado mucho la atención leer los libros de los Reyes ubicado en el Antiguo Testamento, pues en ellos me percato que el corazón de los hombres no difieren mucho a los de hoy, por eso el apóstol Pablo tenía mucha razón al escribirle a su amado hijo “Ten cuidado de ti mismo” (1ª Timoteo 4:16), como una voz de alerta “cuidado, no te dejes engañar”.

Estos días mis lágrimas han sido muchas, y la razón es simple, he mirado hacia atrás y he visto el camino que he recorrido y me he percatado que mi corazón me engañó en varias oportunidades, y he sido cómplice de él. Ahora puedo decir “nunca quise hacer eso” “no quise dañar a nadie” y es verdad,  nunca lo quise, pero el corazón del hombre es engañoso y si no estas bien firme en la verdad de Dios, fácilmente puedes tropezar y caer hacia el barranco.

He conocido a personas que llamé “hombre de Dios”, que los miraba y respetaba como tal, hombres que podían entregar su vida en el servicio y que su testimonio era digno de imitar, pero era una simple apariencia, así dice el dicho “Cara vemos, corazones no sabemos”, ya antes el profeta Jeremías lo manifestó con mucha elocuencia “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9), Jesús fue más directo y fuerte¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”. (Mateo 23: 27-28).

Estos hombres a quienes yo respetaba por su integridad, la envidia carcomía sus corazones, ciegos por una vana pasión, carnales, impetuoso, donde se daban el lujo de confabular, conspirar y maquinar contra la autoridad puesta por Dios en la iglesia, a estos el Apóstol Pablo los llama Amadores de si mismo…que tendrán apariencia de piedad” (2ª Timoteo 3:1-5).

Doy gracias a Dios que hoy no están con nosotros porque así es la perfecta voluntad de Dios, así lo declara el Apóstol Juan "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros" (1 Juan 2:19).

Aunque esta actitud engañosa es descubierta y  reprobada, aun permanecen entre nosotros lobos vestidos de ovejas que no cuidan su corazón, y ésta advertencia es para todos “El que crea estar en pie, cuide de no caer” (1 Corintios 10:12). Porque así también lo escribió Salomón en sus proverbios Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).

Debemos cuidar nuestro corazón, orar por él, estar pendiente y tratarlo con mucha sabiduría de esta forma estaremos firme en los momentos que es trastocado, Salomón nos sugiere “El que confía en su propio corazón es necio; Mas  el  que  camina en sabiduría será  librado” (proverbio 28:26)

A veces veo con mucha frialdad la actitud de personas que en sus ansias de poder dicen  “si” a todo lo que la autoridad de una congregación les solicita, pero saben ellos que no están convencidos 100% del proceder de éste. Pueden soportar, resistir y hacer todo lo que se les pide, mostrarán piedad y hasta decir “yo estoy contigo, cuenta conmigo”, pero solo esperan el momento de tomar el control total para que se manifieste todo lo que había en su corazón y de estos hay que tener cuidado, porque la apariencia es tal que todos somos engañados, esto le sucedió a Hazael y fue lo que motivó a escribir esta líneas. Te invito a leer:


“Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo, al cual dieron aviso, diciendo: El varón de Dios ha venido aquí. Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad?
Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad?  Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente sanarás. Sin embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente. Y el varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así hasta hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de Dios.  Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás el vientre a sus mujeres que estén encintas.  Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú serás rey de Siria.  Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente sanarás. El día siguiente, tomó un paño y lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar” 
(2 Reyes 8:7-15)

El profeta Eliseo lloró amargamente porque vio lo que nadie ve, lo que nadie sospecha, vio el corazón de Hazael, y lo miró tan fijamente que llegó a ruborizar a este hombre mano derecha del Rey Ben-adad.  Hazael dijo “si” a todo, cooperó en todo, obedeció en todo y todo lo hacía en perfección, sin embargo, no cuido su corazón.
 
Veamos algo breve de Hazael:

Hazael significa “Dios ha visto”. Cortesano sirio que fue ungido como rey de Siria por Eliseo en cumplimiento de una orden de Jehová (1 Reyes 19:15). Hazael dio muerte a Ben-adad, y reinó en su lugar, entre los años 845 y 843 a. C. Salmansar III, rey de Asiria, redujo a Hazael y le impuso un tributo. Jehú, rey de Israel, ya se había sometido antes al rey de Asiria. En el año 838, Salmansar volvió a atacarlo. Hacia el final del reinado de Jehú, Hazael se dedicó a hostilizar los territorios situados al este del Jordán (2 Reyes 10:32); durante el reinado del sucesor de Jehú, Hazael atravesó el Jordán, e impuso una dura opresión sobre los israelitas (2 Reyes 13:4-7), invadió el país de los filisteos, tomó Gat, y no levantó el asedio de Jerusalén hasta recibir los utensilios sagrados dedicados al culto de Jehová y el tesoro del templo (2 Reyes 12:17-18). La capital de Hazael fue Damasco (Amos 1:4).

Todo lo contrario de Hazael es el corazón de David, aunque cometió ligerezas que lo hicieron besar el suelo pidiendo perdón, tenía un corazón respetuoso con la autoridad puesta por Dios. En 1ª Samuel  24:1-22, nos relata la persecución de Saúl contra David. David no quiso levantar la mano contra el ungido de Dios, auque unos años antes había sido ungido como el futuro rey de Israel, sin embargo, él espero su tiempo y guardó su corazón “No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová…”  (1ª Samuel 24:10)

Vaya, cuando estamos seguros que Dios nos ha llamado, debemos estar tranquilos, porque él levantará en su tiempo y si no es así debemos estar firmes “cuidando nuestro corazón”, analizando nuestro interior, reconociendo con un corazón verdadero la gracia de los demás y complementándola con la gracia que el Señor nos ha entregado para trabajar todos en función del cuerpo de Cristo como soldados, ayudándonos, guardándonos mutuamente, cuidándonos las espaldas de las artimañas del maligno para que no sea dañado el cuerpo de Cristo.

Jesús dijo: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se  enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no sera así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:25-28)

Bendiciones

martes, 10 de enero de 2012

El sentir en Cristo Jesús

Filipenses 2:5-11

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,  sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,  para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;  y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre".

Sin duda alguna estos cortos versos bíblicos muestran la obra redentora de Jesucristo, su exaltación. Sin embargo, no son solamente pasajes para admirar, enseñar o predicar cuantas veces quisiéramos, son versos para ser aplicados en nuestro diario vivir.  El apóstol Pablo experimenta la exaltación de Jesús "Conozco a un hombre en Cristo...fue arrebatado al tercer cielo" (2 corintios 12:1-4), pero también nos proporciona  el largo camino que debió recorrer Jesús antes de su exaltación, por lo mismo nos dice   “Haya pues, en vosotros este sentir que hubo en Cristo Jesús”. Es aquí en donde nosotros debemos buscar cual es el sentir que hubo en Cristo Jesús. Hubo un solo sentir en Jesús "Siendo en forma de Dios a  tomar forma humana".  Para llevar a cabo éste sentir, Jesús debió asumir en forma voluntaria tres condiciones: Despojarse, Ser siervo y Obedecer:

Primero: NO ESTIMO EL SER IGUAL A DIOS. (Verso 6)

Dice Pablo que Jesús siendo Dios “No Estimó”, no apreció, no se encariño, no anhelo, no prefirió, no se aferro a su condición, no le atrajo dejar su condición para lograr un objetivo. Dejo la gloria para lograr su meta, por esta razón una vez finalizado su propósito ruega al padre: “Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera” (Juan 17:5). Cuando oró, estaba a las puertas de terminar su propósito. Para tomar la naturaleza humana no se aferró a su naturaleza divina, no exclamó “Voy y vuelvo”, él sabía lo que perdía, él sabía que se estaba despojando de esa naturaleza, aún así “no estimó” y decidió tomar una forma limitada. Pablo me enseña no aferrarme a mi estado presente, no estimarlo. El primer sentir de Jesús fue dejarlo todo para lograr el propósito del Padre.

Segundo: TOMÓ FORMA DE SIERVO (Verso 7)

He leído algunos artículos con respecto a este párrafo y la gran mayoría menciona el hecho de ser imitadores de Jesús en el servicio, prestar ayuda a los demás, porque él vino a servir.  Así mismos  toman algunos pasajes bíblicos como Marcos 10:45 “Porque el hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos”.  Creo en realidad que Jesús sirvió a quienes lo rodeaban, pero no fue ese el fin único de su propósito entre los hombre, el vino para ser “El Siervo de Dios”, Juan relata  Nadie a visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el hijo único, que es Dios y está en el seno  del padre” (Juan 1:18). Jesús pasó a ser el siervo de Dios, quién revelo al padre, quien dio a conocer el carácter del padre. Isaías relata en el capítulo 42: 1-4 “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.  No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.   No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.   No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley”. Mateos 12:15-21 lo repite “He aquí mi siervo

Los evangelios presentan a Jesús con características distintas; Mateo lo presenta como el Rey, el Mesías que los Judíos esperaban; Lucas lo presenta como el Hijo del Hombre; pero Marcos lo presenta como el Siervo y su pasaje clave es Marcos 10:45, pero este siervo esta a los pies de las personas, pronto a entregar ayuda y acudir en pos del inocente  que ha sido quebrado por las injusticias sociales. Pero el siervo que presenta Pablo en Filipenses, es uno que viene a anunciar que el Reino de Dios esta entre ellos. Tiene características de profeta Lucas 4:16-19 “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;   A predicar el año agradable del Señor”.

“Durante el proceso ante Pilato, Jesús, al ser interrogado si era rey, primero niega que sea rey en sentido terreno y político; después, cuando Pilato se lo pregunta por segunda vez, responde: "Tú dices que soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad" (Jn 18, 37). Esta respuesta une la misión real y sacerdotal del Mesías con la característica esencial de la misión profética. En efecto, el Profeta es llamado y enviado a dar testimonio de la verdad. Como testigo de la verdad él habla en nombre de Dios. En cierto sentido es la voz de Dios. Tal fue la misión de los Profetas que Dios envió a lo largo de los siglos a Israel” (S.S. Juan Pablo II).

Los cantos de Isaías lo declaran como el siervo de Dios. Jesús vino a ser el profeta de Dios, el que abre una brecha entre el hombre y Dios.

Pablo me enseña que debo ponerme en las manos de Dios como siervo de él, para hacer toda la voluntad del Padre. Hay muchos siervos hoy en día, todos lavan los pies, todos pueden limpiar, todos pueden ayudar, pero mantenerse haciendo la voluntad de Dios de forma fiel solo ha existido uno, Jesús y por eso fue exaltado. Es decir, Jesús siendo Dios, con igualdad de integridad que su padre, coexistentes desde el principio paso a ser su siervo de Dios.

Tercero: OBEDECIÓ (Verso 8).

Jesús tenía las mismas limitaciones humanas que cualquiera de nosotros, sin embargo, sujetó todas las pasiones carnales para hacer la voluntad del padre. Estando en esta condición se hizo obediente. "y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Saben cual es lo maravilloso de esto "que él se humilló a si mismo", es decir, aquel Dios que era desde el principio, que fue adorado por su pueblo, ahora está adorando al padre, aquel Dios que fue servido está ahora sirviendo al padre, aquel Dios que fue honrado está honrando al Padre. Entonces, ¿que le quedaba al padre luego de ésta obediencia sin límites? "darle un nombre que es sobre todo nombre".

El apóstol Pablo me enseña que Jesús estaba bajo estas condiciones como cualquiera de nosotros, pero él llegó a soportar todas las humillaciones, todos los dolores para poder cumplir su objetivo final  la redención del hombre, "haciendo obediente hasta la muerte y muerte de cruz". Que gran  misterio es éste “grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne...” (1 Ti. 3:16).

Haya,  pues, en vosotros este sentir que hubo en Cristo Jesús”.