viernes, 29 de diciembre de 2023

ASI ES TODO AQUEL QUE HA NACIDO DEL ESPIRITU


No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (Juan 3:7-8)
Durante años he escuchado varios mensajes expositivos del texto de Juan 3:8. En la web existen muchas referencia e interpretaciones al texto mencionado, como también los hay en determinados libros que tratan el verso de Juan. A continuación, mostraré algunas de ellas, donde explican lo que Jesús quiso decirle a Nicodemo. A continuación:

 Opción 1:

El hombre nacido de la carne es débil, perecedero. Para entrar ‘en la vida eterna’ tiene que renacer espiritualmente de un principio divino, eterno, del Espíritu de Dios. Para los hombres de entonces, el viento era algo misterioso en cuanto a su procedencia, acción y destino.  En hebreo la palabra ruah, como en griego pneuma significa viento, soplo del viento, pero también Espíritu, como fuerza vital divina; por eso es fácil pasar del pneuma, viento que sopla donde quiere, al pneuma, Espíritu del que hay que nacer.

9 Nicodemo respondió: “¿Cómo puede suceder eso”?. 10 Jesús respondió y dijo: “Tu  eres maestro en Israel y no lo sabes”?.

Nicodemo  parece ignorar lo que el profeta Ezequiel (Ez) anunció:  “Esto dice el Señor: ...Os rociaré con agua pura ... Y os daré un corazón nuevo ... Infundiré mi espíritu en vosotros..” (Ez 36  22,25,26,27). Según el Diccionario de la Real Académica Española el verbo infundir significa: fig. 3. Teól. “Comunicar  Dios al alma  un don o una gracia”.

Así mismo, referente a "gracia", el diccionario señala: Rel. Don gratuito de Dios que eleva la criatura racional en orden a la bienaventuranza eterna.

Nicodemo, doctor de la Ley aunque familiarizado con las Escrituras, no comprende en ese momento el nuevo nacimiento: ‘nacer del Espíritu de Dios’.

El nacer del Espíritu, expresado en la parte final del versículo 8, es lo que llevaría a Honorio Delgado a emplear el verbo infundir, en lugar del verbo soplar en la traducción de SPIRITUS UBI VULT SPIRAT, dando así una interpretación singular de la metáfora planteada en este versículo.

El Espíritu donde quiere se infunde, nos recuerda a todos y cada uno de nosotros la necesidad de tener que nacer ‘de nuevo’,  ‘de arriba’ , ‘de lo alto’ (anóthen), esto es, del Espíritu de Dios para ‘entrar en la vida eterna’ (ver a Dios). En los vv 11-31 del Cáp. 3, de Jn., Jesús revela la manera con que tiene que realizarse este nuevo nacimiento (renacimiento espiritual) de los hombres.

Opción 2:

1) "El viento sopla donde quiere,” donde desea. Así que el viento, o sea el Espíritu, es libre. El Espíritu no es restringido por nosotros. El énfasis cae sobre la voluntad del Espíritu, no sobre nuestra voluntad. 2) Entonces Jesús dice, “. . . y oyes su sonido. . . " Esto significa que hay efectos perceptibles del viento invisible. Usted no puede ver el viento, pero sabe que hay viento por su sonido, por la percepción sobre su piel, por las ramas y el polvo volando en el aire. Así es con el Espíritu, en la obra de regeneración, que significa nuevo nacimiento espiritual: usted no le puede ver, pero puede ver sus efectos. Esa regeneración es el acto de Dios por el cual, Él, a través de su Espíritu concede al pecador, el regalo de una nueva vida. Esta es la vida de Dios, que es la impartición de su propia naturaleza espiritual en nosotros. 3) Jesús dice: “. . . pero no sabes de dónde viene...” Esto enfatiza que usted no lo origina, no provoca el movimiento del Espíritu." “…no sabes." Estas palabras significan que hay un misterio para nosotros. El Espíritu obra de maneras que no podemos comprender completamente. Es como lo que Jesús dijo en Marcos 4:26-27: “Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.” Y Jesús dice en Juan 3:5 que usted no puede entrar al reino de Dios a menos que nazca de nuevo. Los ministros de Dios, sembramos la semilla de la Palabra y Dios provoca el nuevo nacimiento, pero no sabemos cómo. 4) Dice al final de esa primera oración en el versículo 8: “. . .ni adónde va.” Usted no puede determinar su origen, ni puede determinar su destino. El Espíritu es libre. Va a donde quiere. Así que, el mensaje hasta ahora es que el Espíritu es misterioso. Tiene voluntad propia. Viene y va, según sus propias leyes. No lo controlamos. No podíamos antes, cuando Jesús hablaba con Nicodemo ni podemos ahora, más de 2000 años después. El viento es libre. No decidimos qué hace el viento. “El viento hace y decide lo que quiere para con nosotros.”

 Opción 3

Entonces, aunque no vemos el Espíritu Santo, es por oír y hacer caso a su voz (expresada en forma escrita) que nacemos de nuevo. “Así (de esta manera) es todo aquel que es nacido del Espíritu” (v.8). Así nace la persona del Espíritu Santo...a través de oír la voz (el sonido) que el Espíritu Santo ha “respirado” (soplado). El pecador oye el mensaje del Espíritu como se encuentra expresada en el evangelio, y lo recibe, siendo bautizado para remisión de pecados y de esta forma nace de nuevo. En resumen, este versículo no enseña que Espíritu Santo opera misteriosamente como el viento para efectuar el nacimiento espiritual. Más bien, este versículo enseña que el Espíritu Santo respira como Él desea, nosotros escuchamos su voz a través de las Escrituras (aunque no podemos saber de dónde viene el Espíritu ni adónde va porque no lo podemos ver). Pero a través de oír su voz somos nacidos del Espíritu.

 DESARROLLO.

En fin, podría indicar más referencias e interpretaciones del texto en cuestión y tal vez llegaríamos a lo mismo, pero por diferentes caminos: El actuar de forma misteriosa del Espíritu Santo, La voz de Dios como un viento que nos lleva a cambiar, La dependencia de Dios en el crecimiento, etc., etc., etc.

Como muchos han osado encaminarse en una interpretación de un texto tan misterioso, pero sencillo a la vez, no quiero ser la excepción y paso a desarrollar lo que considero le trató de enseñar nuestro señor Jesús esa noche a Nicodemo que es un principio innegociable del reino de Dios:

Según el contexto cercano, Jesús viene de una boda realizada en Caná donde ha sido invitado. El milagro efectuado en esa oportunidad tiene como simbolismo la purificación interna realizada por el vino que es símbolo del Espíritu Santo, así como lo era el agua en las vasijas para una purificación externas efectuada en los hogares o en las sinagogas, dependiendo del lugar donde se encuentren.

Posterior a la boda, Jesús sube a Jerusalén para estar en la fiesta de la Pascua. Estando en el templo, Jesús tiene un altercado con los mercaderes y cambista que estaba ocupando un lugar indebido y Jesús los expulsa. En este evento Jesús les habla del templo que es su cuerpo y que al tercer día lo resucitaría. Los que oyeron el dicho de Jesús no entendieron sus palabras argumentado que ellos habían construido el templo de Herodes en 46 años y aún falta por terminarlo.

Tanto en las bodas de Caná, como en el templo de Jerusalén, las personas no entendían las palabras de Jesús. Nosotros hoy las entendemos porque tenemos más revelación, tal vez si hubiésemos estado en aquel tiempo menos las hubiésemos entendido. Entonces, ¿quién puede entender las palabras espirituales de Jesús? Como primer y principal principio “Solo una persona espiritual”.

Estando aun en Jerusalén, y precisamente en la fiesta de la pascua, Juan nos relata en el verso 23 del capítulo 2 que: “…muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía, pero Jesús no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”.

Entrando al capítulo 3 vemos a un fariseo llegando de noche a entrevistarse con Jesús. Nicodemo quiso decir algo bueno, pero termino con arruinar lo que pudo haber sido un buen momento para adentrarse en el conocimiento del reino de Dios, pero como Jesús sabía lo que había en los corazones de ellos, habría sido imposible una conversación entre dos personas espiritualmente maduras.  Nicodemo le dice: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él…”

Como todos los hombres que habían creído en Jesús en el capítulo 2, Nicodemo no era la excepción, habían creído en Jesús, pero como un “Maestro”, por sus obras, nunca como el hijo de Dios que le fue revelado a Pedro en Mateos 16:16 “...Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

El problema de Nicodemo era el de todos los judíos de ese entonces, nunca hubiesen pensado que Jesús era el hijo del Dios viviente.

Jesús pone un freno de forma inmediata. Las palabras de Nicodemo son superficiales, es como decirle a un presidente de una república: “sabemos que eres el presidente, pero no te reconocemos como tal,  nunca  votamos por ti”.

Como Jesús es espiritual y Nicodemo no, inmediatamente le dice:De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. En otras palabras “¿cómo puedes saber tu Nicodemo si vengo de parte de Dios si no eres un ser espiritual?, para que tú lo sepas y veas, debes nacer de nuevo, debes ser espiritual”.

Como Nicodemo no es un ser espiritual habla de lo carnal: ¿puedo por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer? Jesús trata de abrirle los ojos: “lo nacido de la carne, carne es, y lo nacido del Espíritu, espíritu es”. Jesús sigue:” No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. "8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu". 

He aquí el misterio que Nicodemo no logró entender. Jesús es ese viento, que todos oyen, pero no saben de donde viene, ni mucho menos a donde va (Juan 14:12 “yo voy al padre…”). Jesús no ha venido como Maestro, él ha venido como el Hijo de Dios y “así es todo aquel que es nacido del Espíritu” ¿cómo?, ¡¡como Jesús!!, ¡¡espiritual!!. Jesús hizo todo a través de la lupa de Dios y Dios es espíritu; para adorar a Dios y entenderle hay que hacerlo todo en Espíritu y en Verdad. Una persona carnal "solo nos oye", "seremos un ruido para sus oídos", pero no entenderán como vivimos, a quién seguimos, de dónde venimos, ni a donde vamos. ¡Solo un espiritual puede saber de dónde venimos y a donde vamos!, porque ve todo espiritualmente, ¡da testimonio!, por ende, es parte del Reino de Dios: “3 … el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Solo un espiritual da testimonio de lo que ha visto y creído, Juan lo resume así: "El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. el que recibe su testimonio, este atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El padre ama al hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano" (Juan 3:31-35)

Jesús continúa dialogando con un hombre que no logra entender sus palabras, precisamente porque no es un ser espiritual, su vida ha sido una eterna religiosidad. Jesús ha venido del Padre y volverá al padre, eso solo lo puede entender un espiritual, porque “así es todo aquel que ha nacido del Espíritu”. Una persona que nace de nuevo puede entra y ver como es el Reino de Dios y por sobre todo entender todas las cosas que suceden en ese ambiente, así son los que han nacido del Espíritu, pero un ser carnal no puede entender lo espiritual, ni el lenguaje, ni el que hacer, ni lo por venir, por eso Jesús le replica a Nicodemo:”12 si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, cómo creeréis si os dijere las celestiales?.

Ahora bien, al día de hoy, tal revelación se logra a través del Espíritu Santo. Era necesario que Jesús resucitara, así como Moisés levanto a la serpiente en el desierto, de esa forma, resucitado, volvería al padre y el Espíritu Santo cumpliría su ministerio de convencer al mundo de justicia, de juicio y de pecado, para que el hombre alcance arrepentimiento, entre al reino de Dios y vea al hijo del Dios viviente.

 Por: Luis “catato” Vidal