Sin duda la persona que más controversia ha producido durante la historia social y religiosa del hombre ha sido Jesús, el Cristo. Joven apasionado, con principios divinos plenamente claros, con una misión inquebrantable, dispuesto a obedecer las metas establecidas desde el principio.
Conocemos solamente parte de su niñez, devoto de sus tradiciones, lo vemos así en el templo a los 12 años en presencia de los sabios siendo embriagados con su sabiduría. De su juventud no sabemos absolutamente nada, sin embargo, el solo hecho de conocer algunos de sus contemporáneos nos da una noción de la juventud de Cristo, como aquel joven rico que desea alcanzar la vida eterna, conocedor y practicante de la ley hasta los sumos, la vida de este me da una noción de la juventud de Cristo, cercano a sus tradiciones, ejemplar hijo, adorador en excelencia, tratando en cada paso de no entristecer el corazón de Yahvé.
El vocabulario de Jesús, el correcto empleo de las palabras, el desenvolvimiento en los diferentes idiomas, me habla de su capacidad intelectual, su crianza y preparación, hombre dedicado a su trabajo, con tiempo para el estudio de la Ley , de la lengua, de las tradiciones y de su cultura.
Más que la psicología de su persona, podemos mencionar su carácter, apasionado, dedicado a su ideal, a veces impetuosos, hasta el grado de ser desafiante “Destruyan el templo y en tres días lo levantaré” Juan 2. Celosos de sus creencias y principios, de tal forma de marcar un precedente en cada uno de sus seguidores “Habéis convertido mi casa, en cueva de ladrones” Marcos 11.
Como hijo terrenal de José y María fue ejemplar, cercano a su madre hasta el final, dándole la honra como persona siempre, y su relación con el sexo opuesto, distinto a todos sus contemporáneos, entregándoles a las mujeres la posibilidad de desenvolverse en su medio, sin temor, sin restricciones culturales ni sociales “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice dame de beber, tú le habrías pedido y él te habría dado agua viva” Juan 4.
Estas formas de compartir y actitudes de la vida de éste Cristo, lo hace enemigo de los religiosos, de los sectarios de su tiempo. El acercamiento a los recaudadores de impuesto, a los leprosos, a las mujeres de mala fama, los enfermos, lo tachan de fanfarrón, comelón, blasfemo, hijo de Satanás. Su proceder lo hace amigo de los necesitados y enemigo de lo que buscan sus propios beneficios religiosos y políticos.
Jesús terreno, llamado el ungido, el hijo de David, el hijo del hombre, que transforma los corazón de aquellos que se acercan a oírles, sedientos de la verdad, ansiosos de la vida eterna tras una vida terrena llena de encrucijada, cargadas de leyes sin cumplir, deseosos de paz interna más que la venganza de quienes los oprimían “Que es mas fácil decir, tus pecados te son perdonados, o levántate y anda” Marcos 9.
Si, perdonador de pecados como ningún otro, tomándose de una autoridad proveniente solo de lo alto “porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” Mateo 7.
No quiere autodenominarse ungido, el Cristo, palabra de moda en su tiempo y muy ambiguas para su esencia, sino, mostrar a Dios acercándose al hombre, con un mensaje lleno de esperanza y misericordia, sin alardeos de venganza, como pretendían algunos, más bien darles a los quebrantados de corazón, a los que sufren, a los que son oprimidos, a los sufrientes una mirada, un abrazo. Por lo mismo, a muchos causa extrañeza su primer discurso al iniciar su ministerio, en aquella sinagoga de Nazareth, que tuvo el privilegio de escucharle el propósito de su ministerio: “El Espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva , me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor “. Lucas 4. En todos despertó curiosidad al terminar de leer la profecía de Isaías que hoy la tenemos capitularizada directamente bajo el registro de 61. Este Cristo, no termino de leer la frase que todos estaban esperando “El año de venganza del Dios nuestro”, porque su ministerio no era un ministerio de venganza, era de amor, era la llegada del Reino de Dios, la llegada del amor del Señor Dios todo poderoso, la venganza prometida en las profecía será hasta otro momentos “Hasta que toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” Filipenses 2.
En cuanto a sus milagros registrados por los evangelistas: los enfermos sanados, los muertos resucitados y demonios expulsados, sean estos eventos exagerados por los primeros cristianos, fuera de foco o sin apoyo histórico como pretenden algunos argumentar, muestran apasionadamente la esencia de su carácter, mensaje y ministerio, un mensaje de amor, el Reino de Dios entre nosotros que rompe toda ligadura del mal, destroza cadena de prisión, dando la apertura a una nueva forma de vida, a una nueva visión del Dios entre ellos. De esta forma es bien llamado hijo de David, ya que una de las políticas de gobierno de éste fue el gobierno de Dios entre su pueblo, el retorno del arca de Dios a la capital, el retorno de la presencia del Dios vivo entre su pueblo, al centro de Jerusalén, ciudad de David, para que Dios tome el lugar que siempre ha tenido en la casa de Israel, siendo gobernante y Señor de todos. David no paso por alto lo que Saúl si, él se recuerda de Dios, su Señor y decide traer el arca a su ciudad. Desde tiempo de Elí, sacerdote de Silo hasta tiempos de David, nadie de Israel se recordaba del Arca ¿Dónde estaba? ¿Quién la tenía? ¿Será necesario entre nosotros?. El oficio sacerdotal y los sacrificios siguieron su rutina diaria en Silo, tabernáculo de Jehová, pero sin el arca del Pacto. Luego de ser robada y devueltas por los Filisteos, quedo guardada en Baala de Quiriat-jearim.
Por su mensaje transformador, y la apertura aun nuevo tiempo, Jesús bien es llamado bajo el nombre de hijo de David. Luego de estar 48 años perdida el arca del pacto en Baala, y la paz momentáneamente abundaba en su gobierno, éste se pregunta "¿Cómo traeré a mí, el Arca de Dios?" 1 Crónica 13:12. David quiere la presencia de Dios gobernando en su ciudad, “El reino de Dios entre nosotros”. Nunca para este rey la presencia de Dios ha pasado inadvertida, él trae el arca de Dios y exclama:
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria”.
Salmos 24:7-10
Luis "catato" Vidal